Información recibida de Amnistía Internacional:
Sakineh Mohammadi Ashtiani, madre de dos hijos, está presa desde 2005. Fue declarada culpable en mayo de 2006 de mantener una “relación ilícita” con dos hombres, y condenada a recibir 99 latigazos. Con posterioridad fue declarada culpable también de “relación extramatrimonial”, acusación que ella negó, y condenada a morir por lapidación.
Sakineh Mohammadi Ashtiani se ha retractado de la “confesión” que hizo durante su interrogatorio alegando que había sido coaccionada para hacerla. Dos de los cinco jueces del tribunal la declararon inocente, señalando que ya había sufrido una condena de flagelación y que consideraban que no se había presentado la prueba necesaria del adulterio en la causa contra ella. Sin embargo, los otros tres, incluido el presidente del tribunal, la declararon culpable basándose en el “conocimiento del juez”, un principio de la legislación iraní que permite a los jueces adoptar una decisión subjetiva y posiblemente arbitraria en relación con la culpabilidad del acusado, aun en ausencia de pruebas claras o concluyentes.
Sakineh Mohammadi Ashtiani se ha retractado de la “confesión” que hizo durante su interrogatorio alegando que había sido coaccionada para hacerla. Dos de los cinco jueces del tribunal la declararon inocente, señalando que ya había sufrido una condena de flagelación y que consideraban que no se había presentado la prueba necesaria del adulterio en la causa contra ella. Sin embargo, los otros tres, incluido el presidente del tribunal, la declararon culpable basándose en el “conocimiento del juez”, un principio de la legislación iraní que permite a los jueces adoptar una decisión subjetiva y posiblemente arbitraria en relación con la culpabilidad del acusado, aun en ausencia de pruebas claras o concluyentes.
El Tribunal Supremo confirmó la condena de muerte el 27 de mayo de 2007. Su indulto pende de la decisión de la Comisión de Amnistía e Indulto, que ya se lo ha negado dos veces.
¡Actúa!
Enlace donde podéis firmar:
El uso de la lapidación en Irán
A finales de 2008 se reanudaron las lapidaciones en Irán. Con frecuencia no se informa a los condenados a muerte del momento previsto para su ejecución hasta el último minuto, lo que agrava su sufrimiento y el de sus familiares. En ocasiones tampoco se informa a los abogados con 48 horas de antelación como exige la legislación iraní.
Según la información de la que dispone Amnistía Internacional, en Irán hay al menos ocho mujeres y tres hombres que corren el peligro de ser ejecutadas de este modo.
En el camino hacia la abolición total de la pena de muerte, las autoridades iraníes deben promulgar una ley que prohíba inequívocamente la lapidación como pena judicial. Además deben destipificar como delito las relaciones sexuales consentidas entre adultos.
Millones de personas aprueban la lapidación como una tradición "sagrada" y, al igual que aquí, muchos piden "respeto" para sus tradiciones donde se tortura y asesina a un toro, un becerro o cualquier otro animal, los iraníes piden respeto hacia su manera de hacer "justicia", sus ritos, sus costumbres, sus tradiciones. ¿Habrá que respetar estos asesinatos? ¿Estaremos atacando su libertad si exigimos que se prohíban?
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Reliquias de un pasado sangrante
Henry Ford dijo: “ No queremos tradición. Queremos vivir en el presente y la única historia que tiene algún valor es la que nosotros hacemos”.
Una buena parte de la sociedad quiere vivir en el presente, trabajando por un futuro mejor, donde los niños y niñas, así como los animales carentes de derechos, víctimas humilladas por mentalidades ancladas en el pretérito, puedan gozar de un porvenir sin crueldad, sin mutilaciones, liberados de reliquias opresivas. Nosotros caminamos hacia delante, como aguas claras que fluyen ofreciendo vida, no somos aguas estancadas, insalubres, malolientes, venenosas.
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